11 de agosto de 2008

Una gestante que no se haya vacunado puede sufrir desde un aborto hasta la muerte - Consejos Fundamentales - Embarazos Multiples

Embarazo Multiple
consejos Fundamentales

Una gestante que no se haya vacunado puede sufrir desde un aborto hasta la muerte

Lo ideal es que una mujer, antes de quedar embarazada, acuda a una cita preconcepcional, donde se le haga una evaluación de su estado de salud para descartar todas las molestias que puedan afectarla a ella y a su bebé durante la gestación.


“Los exámenes de laboratorio que se piden en la valoración son: rubéola, sarampión, hepatitis, sida, varicela, herpes, citomegalovirus, y sífilis”, afirma Hernando Matiz Mejía, ginecoobstetra de la Universidad del Bosque, Fundación Salud Bosque y Clínica de la Mujer. La inmunización con las respectivas vacunas se debe hacer por lo menos tres meses antes de buscar el embarazo; así, se logra evitar que tanto la madre como el feto sufran las futuras consecuencias de la infección.

La importancia de vacunarse a tiempo radica en que “generalmente el curso de las enfermedades infecciosas de este tipo durante el embarazo es un poco más severo que en mujeres no gestantes; por lo que el embarazo compromete, en parte, el sistema inmune. Eventualmente algunas de estas enfermedades, como la rabia o el tétanos, pueden llegar a ser mortales”

Contagio de enfermedades
El especialista en ginecoobstetricia Matiz explica brevemente algunas enfermedades y las consecuencias que pueden presentar la mujer y el bebé, si la gestante no se vacuna a tiempo:

Rubéola. Si afecta durante primer trimestre del embarazo, puede producir aborto o alteraciones en la formación. Desencadena la triada de Gregg, caracterizada por la deficiencia mental, microcefalia (cabeza pequeña), retardo de crecimiento intrauterino, cataratas, cardiopatía congénita y sordera, a veces con defectos del pabellón auricular. No se hace tratamiento durante la gestación.

Herpes. Existen herpes 1 y 2. El tipo 1 produce infecciones de ojos, piel y boca, problemas en el sistema nervioso central, o afectación generalizada. Y el tipo 2 es el principal productor de herpes genital. No se puede realizar tratamiento durante el embarazo.

Varicela. La infección congénita puede producir retraso del crecimiento intrauterino, lesiones cicatriciales y escaras en la piel; atrofia muscular, disfagia, cataratas, atrofia del nervio óptico, calcificaciones intracraneales, retraso psicomotor, entre otros problemas. Cuando ocurre en el tercer trimestre, puede presentarse con síntomas leves. O agravarse con presencia de fiebre, brote, dificultad respiratoria o neumonía y quizás llegue a causar hasta la muerte.
Si ocurre 3 semanas antes del parto, el 24 por ciento de los fetos padecerán de una infección congénita que puede llegar a ser mortal (hasta el 5 por ciento de los casos).
Para tratarla, se puede aplicar la inmunoglobulina para varicela, disminuyendo la posibilidad de transmisión al feto y realizando el tratamiento en la madre, esperando que no se produzca el parto, pues podría causar una neumonía en el feto.



Citomegalovirus. La transmisión se produce por las secreciones corporales. En la madre, la mayoría de las veces ocurre sin síntomas, pero cuando se manifiesta, lo hace con fiebre y malestar general, fatiga, náuseas, diarrea y tos. Cuando los fetos se infectan, presentan alteración en el desarrollo intelectual y pérdidas sensoriales del oído.
Con la ecografía se debe sospechar a través de la presencia de alteraciones en el nivel de líquido amniótico, retraso del crecimiento intrauterino, calcificaciones intracraneales, entre otros.



Hepatitis
Hepatitis A: Los efectos durante el embarazo no son graves. El riesgo de transmisión al feto es insignificante y solo se ha relacionado con un riesgo mayor de parto pretérmino.
Hepatitis B: Es una enfermedad de transmisión sexual y se transfiere por las secreciones vaginales y por el semen, por sangre o productos contaminados con saliva. Cuando la madre se infecta durante el embarazo, se debe seguir un tratamiento conservador. Si ella se infecta en el primer trimestre, pasará, en un 10 por ciento la infección al feto; mientras que, si se produce en el tercer trimestre, se infectará en un 80 a 90 por ciento.



Toxoplasmosis. Pasa inadvertida en más del 90 por ciento de las mujeres embarazadas, o se puede manifestar como una gripa. También con inflamación de los ganglios, fiebre, dolor de cabeza y fatiga.
En el feto se produce una triada: coriorretinitis (trastorno ocular), hidrocefalia y calcificaciones intracraneales. Debe tratarse; de lo contrario, pueden presentarse secuelas en los niños a largo plazo. La prueba de esta in-
fección se debe solicitar en el primer trimestre. Si sale negativa, se repite en segundo y tercer trimestres. Si sale positiva, se repite a las tres semanas; si permanece igual, se considera infección antigua y no hay necesidad de repetir el examen durante el embarazo.
Si aumenta o sale positiva como infección activa, se debe iniciar tratamiento para la madre y hacer una prueba para determinar si el bebé está infectado; esta se hace en líquido amniótico y, si sale positiva, se debe adicionar otros medicamentos para cubrir al feto.

Sífilis. Se contrae por transmisión sexual con incubación de tres semanas y los síntomas aparecen entre tres y noventa días después del contagio. Posteriormente aparecerá el chancro sifilítico, a nivel de los genitales. Este cicatriza de dos semanas a dos meses, aun sin tratamiento antibiótico. Posteriormente y, si no se ha recibido tratamiento, se presentará, en un periodo de tres semanas a tres meses una sífilis secundaria. Si aún no se da tratamiento, se presentará la sífilis terciaria (de rara aparición). Puede producir alteraciones cardiacas y neurológicas en la persona infectada. Esta enfermedad se trata con penicilina, que se puede dar durante el embarazo inmediatamente se hace el diagnóstico.
La infección fetal por sífilis se determina a través de una ecografía y una prueba del líquido amniótico.



En caso de infección…
La gestante debe pedir atención médica, ya sea con el ginecoobstetra o perinatólogo. Ellos serán los más indicados para estudiar el cuadro inmunológico; los riesgos de contraer alguna enfermedad, carné de vacunación y justificación de la aplicación de las vacunas.
Según Cano, se debe hacer “apenas tenga sospecha de que estuvo en contacto con alguien infectado; de esta manera, se estudiará si tiene defensas ya creadas desde antes. Si las tiene, es más tranquilizador, pues se puede defender. Si no las tiene, se le administrará la inmunoglobulina específica para la enfermedad en cuestión, buscando que no la presente o que se disminuya su severidad”.



¿Me puedo vacunar durante el embarazo?
Muchas vacunas están contraindicadas durante el embarazo, “particularmente aquellas llamadas vivas o replicativas, como la de fiebre amarilla, triple viral y varicela; por eso, cualquier programa de inmunización se debe hacer previamente a la concepción”, explica Juan Manuel Gómez, Director de la Unidad de prevención y vacunación internacional, perteneciente a la Asociación Colombiana de Infectología.

Además, dice que "si por error una madre se aplica una dosis de vacuna contra triple viral o alguna otra vacuna viva, las posibilidades de efectos adversos al feto en gestación son principalmente de origen teórico y no necesariamente conllevará a una malformación o enfermedad en la embarazada".

Durante el embarazo, la única vacuna de rutina que se aplica es la de Toxoide Tetánico. Una mujer que no tenga inmunidad previa para tétanos, ni tampoco un refuerzo para la enfermedad, en la adultez, "debe aplicarse refuerzos antes del parto, por vía natural o cesárea”, agrega el especialista.

No está contraindicada la vacuna del meningococo, neumococo, tifoidea, cólera, hepatitis A. La de hepatitis B y polio (virus muerto) se pueden aplicar solo en mujeres que están en riesgo de contraer infección.Finalmente, Matiz enfatiza en que “no se deben aplicar vacunas como tratamiento de las infecciones, en el embarazo”.

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