15 de marzo de 2009

Lactancia Materna Vs Leche de Fórmula - Consejos fundamentales - general - Embarazo Múltiple


Embarazos Múltiples
Consejos fundamentales - General

Lactancia materna vs Leche de fórmula

Desde hace ya muchos años los profesionales sanitarios están poniendo todo de su parte para que la lactancia materna sea la alimentación de referencia del bebé desde su nacimiento hasta los primeros seis o siete meses de vida. La OMS recomienda dar de mamar en todas las sociedades del mundo, incluso en aquellas en las que los recursos de los nuevos padres son suficientes como para poder comprar leche de fórmula.

Pero, ¿en qué se diferencian estas leches preparadas de la rica sustancia que segregan las mamas de la mujer que acaba de parir? Contestar grosso modo esta pregunta es muy fácil: en todo, aunque no es del todo cierto. La verdad es que cada vez se perfeccionan más las leches de fórmula, y mientras en el siglo XIX los niños alimentados artificialmente podían desarrollar patologías importantes por la alta cantidad de grasas que aportaban las leches de vaca con las que se fabricaban, actualmente podemos afirmar sin temor a equivocarnos que un niño alimentado con leche artificial crecerá igual de sano y equilibrado que otro amamantado por su madre.

Y entonces, ¿por qué se pone tanto énfasis en la lactancia materna? Por la sencilla razón de que la naturaleza es mucho más sabia que la OMS, y en la leche de la madre existen anticuerpos y hormonas que no vamos a encontrar en la leche de fórmula. Además, la relación que se establece entre madre e hijo cuando éste se pone a mamar es muy difícil de reproducir al darle el biberón. Esto no significa que un niño criado al pecho sea necesariamente más sano que otro criado a biberón. Como decía el genial Ortega y Gasset, “yo soy yo y mis circunstancias“, y no podemos menospreciar los esfuerzos de muchas mujeres por amamantar a sus hijos pero que, finalmente, deben darse por vencidas y recurrir a la leche de fórmula.

Las ventajas de dar de mamar a un hijo son muchas y muy variadas, las más importantes pueden ser las siguiente:

* Ahorro de dinero al no tener que comprar el alimento
* Ahorro de tiempo al no tener que preparar el biberón
* Siempre está a la temperatura adecuada y lista para tomar
* No hay que tomar precauciones para minimizar las infecciones transmitidas por el agua como en el caso de la leche de fórmula
* La cantidad de leche segregada es directamente proporcional a la cantidad que el niño toma
* Se puede conservar fuera de la nevera (hasta 24ºC) durante cuatro a ocho horas, en la nevera (menos de 8ºC) durante dos días, y en el congelador (a -18ºC) hasta tres meses
* El contacto físico madre-hijo es extraordinariamente positivo para ambos
* Los anticuerpos que contiene la leche materna son muy beneficiosos para el bebé
* Las cantidades de grasa, lactosa, y otros nutrientes varía a lo largo del tiempo para adaptarse a las necesidades de crecimiento del niño
* Mamar calma la ansiedad del bebé y puede ser una forma de relajarlo en situaciones de estrés

Ya que hemos reflejado algunos de los beneficios de la lactancia materna vamos a incidir en la importancia que tiene para las futuras madres no obsesionarse con la idea. Siempre que se pueda, hay que intentarlo, pero en muchas ocasiones, quizá más de las que oficialmente aparecen en las estadísticas, las madres no pueden dar de mamar a sus criaturas. Puede ser por haber tomado medicamentos que pueden pasar a través de la leche, o por haber sufrido intervenciones en las que el tejido mamario ha sido extirpado total o parcialmente, o en casos en los que el niño, por razones externas a la madre, no se coge al pecho y corre serio riesgo de deshidratación, etc.

Entonces, ¿soy una mala madre por no dar de mamar a mi hijo? Categóricamente no. Las circunstancias personales de cada pareja madre-hijo son únicas, y no podemos culpar a nadie de la imposibilidad de alimentar al niño con leche materna. Sin embargo, hay muchos casos en los que las madres que a priori no podían hacerlo, consiguen recuperar esa parcela íntima de sus vidas con ayuda de profesionales. Por ejemplo, La liga de la leche es miembro del Consejo de Organizaciones No-Gubernamentales de UNICEF, y lleva más de cincuenta años ayudando a las madres a dar de mamar a sus hijos. Además de charlas-coloquio y orientación sobre la lactancia, sus monitoras, que son madres que han pasado exámenes sobre el tema, pueden estudiar la forma en la que la madre y el niño se colocan para la lactancia y aconsejar diferentes posturas que pueden ser más efectivas.

Una de las preocupaciones más habituales en madres primerizas es la de ¿toma suficiente leche mi bebé? La imposibilidad de observar la cantidad de alimento que ingiere el bebé al mamar es un problema que se soluciona observando si el niño aumenta de peso, si está cómodo, si se le ve activo… En cualquier caso, la solución siempre pasa por ofrecer el pecho a demanda, es decir, cada vez que el niño lo quiera, sin esperar a que pasen dos, tres o cinco horas desde la última toma. Si se observa que el bebé tiene algún problema, lo más adecuado es acudir al pediatra, que valorará adecuadamente la nutrición de nuestro hijo.

En otras ocasiones encontramos niños que no maman lo suficiente porque la posición en la que se cogen al pecho no es la adecuada. Lo ideal es que la tripa del bebé quede pegada a la tripa de la mamá para que no tenga el niño que girar el cuello al cogerse al pecho. Se debe meter en la boca todo el pezón y la parte de la areola que le quepa, de modo que el niño permanezca con la boca abierta mientras mama. Así conseguimos que la expulsión de la leche sea completa, porque el reflejo no se estimula en el pezón, sino en toda la areola.

Pero, ¿qué pasa con los bebés criados a biberón? Aforutnadamente, no pasa nada, en las situaciones antes descritas en las que la madre se ve imposibilitada por diferentes motivos para dar de mamar a su hijo, las leches de fórmula son la solución. Si bien es cierto que hace muchos años las leches artificiales no ofrecían la misma calidad que la leche materna, y aún siguen sin hacerlo, actualmente se ofrecen en el mercado preparados muy ajustados a los requerimientos nutricionales de los bebés que marca la OMS. De hecho, la variedad es tan grande que podemos encontrar desde leche anti-regurgitación, hasta leche anti-estreñimiento, pasando por otras que favorecen el descanso nocturno del niño.

En cualquier caso, no debemos obsesionarnos con la idea de amamantar a nuestro bebé a toda costa. Los esfuerzos son necesarios siempre, pues no podemos olvidar que es un acoplamiento entre dos personas diferentes, pero merece la pena intentarlo con todas nuestras fuerzas; si llegado el punto en el que no podemos hacer nada más objetivamente, sólo queda como forma de alimentación la leche artificial, no hay que echarse a llorar, nuestro hijo crecerá con la misma energía y vitalidad que cualquier otro.

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