30 de enero de 2007

Alimentación Durante el Embarazo

Una dieta balanceada y nutritiva, es muy especialmente durante esta etapa de la mamá. Es que en este período, se impone satisfacer también los requerimientos nutricionales del bebé. Una de las condiciones fundamentales para mantener una dieta bien balanceada es no comer demasiado de cada uno de los grupos de alimentos, ya que se necesita variedad para obtener adecuados suplementos de proteínas esenciales, minerales y vitaminas. Los alimentos proteicos de alta calidad como las carnes, lácteos y huevos deben complementarse con los llamados alimentos energéticos como lo son los granos, el pan y sus derivados. Siempre en una cantidad adecuada.
En aquellos casos en que la futura mamá tenga sobrepeso, deberá limitar el consumo de alimentos calóricos tales como dulces, azúcares y grasas. Es aquí, entonces, donde habrá que complementar la dieta con un buen ingreso de proteínas, fundamentalmente con la ingesta de carnes, yogur, leche, queso y huevos que el nutrólogo indicará.

Es fundamental que en toda alimentación estén presentes estos cinco grupos de alimentos:


- Lacteos,


- Carnes rojas, pollo, pescado y huevos,


- Cereales y derivados,


- Frutas y


- Hortalizas



LACTEOS


La leche es el mejor de estos alimentos por su alto contenido de proteína y calcio. Hay que tratar de incluirlas diariamente en la dieta, descremada y vitaminizada.


El queso es mucho más rico en proteínas y calcio, conteniendo, además, vitaminas A y D; pero alguno de ellos, en especial los quesos duros, conviene evitarlos ya que poseen un mayor contenido de grasa.


Los más solubles son los quesos blancos de untar descremados y los llamados blandos: fresco, port salut, y mozzarella; o los de bajas calorías.


La manteca y la crema contienen un alto porcentaje de grasas, por este motivo es conveniente reemplazarlos por quesos untables.

En aquellos casos en que la leche no sea de su agrado, es posible intentar incluirla por medio de sustitutos como el yogur o leche cultivada descremada.


También puede incluirse la leche como reemplazo del agua en la preparación de gelatinas preferentemente de bajas calorías.


CARNES Y HUEVOS


Las carnes rojas, que deben ser magras (quitarle la grasa antes de cocinar), incluirlas por lo menos una vez al día.


Contienen una buena cantidad de proteínas de alta calidad y hierro, nutrientes que también se hallan en las llamadas carnes blancas, ya sea pollo o pescado.


Pero éstas con una ventaja adicional, tienen menor cantidad de grasa y más fácil digestibilidad. El hierro, calcio, grasas, proteínas, vitaminas A y D son componentes del huevo y permiten que este alimento reemplace en algunas ocasiones a la carne, en omeletes (que pueden ser con queso y verdura), budines, preparados revueltos, etc., pero siempre teniendo en cuenta que el tipo de preparación elegido no implique excesivas calorías.


La cantidad de huevo en la dieta de una embarazada es de 2 unidades semanales, y puede, además, incorporar una clara por día.


PAN GALLETITAS Y CEREALES


Los cereales constituyen una fuente importante de carbohidratos y de fibra si se las consume en forma integral (pan negro o galletitas integrales).


En cantidad moderada, son un buen complemento en la dieta, ya que estos poseen fibra y mucha más cantidad de vitamina del complejo B.


FRUTAS Y VEGETALES


Los vegetales de hoja poseen importante cantidad de vitamina C y fibra. Es mejor consumirlos crudos o cocidos al vapor para evitar la pérdida de importantes sustancias nutritivas. En el caso de la zanahoria y el zapallo o calabaza poseen gran cantidad de betacarotenos precursores de la vitamina A. En cuanto a los cítricos, frutillas y kiwi poseen adecuada cantidad de vitamina C.


Recomiendan la ingesta mínima de una unidad al día.


ALGO SOBRE LIQUIDOS


Se debe tratar de beber al menos 2 litros por día de jugos de compota sin azúcar, , mate cocido, agua mineral, soda, caldos desgrasados, (jugos o gaseosas dietéticas, 1 litro por día)



CONTROL DE PESO


La embarazada con sobrepeso deberá reducirlo bajo estricto control médico, ya que una dieta inadecuada en calorías puede condicionar un bajo aporte de nutrientes esenciales lo que influirá negativamente en el normal desarrollo bebé y en ella misma.

Las proteínas de la dieta deben ser, fundamentalmente, de alta calidad (carne, huevos, lácteos) pues son las que el bebé mejor aprovecha para formar sus propios tejidos.

Seleccionando adecuadamente fuentes proteicas con bajo porcentaje de grasa (leche descremada, pescado, carnes magras), se garantiza un buen aporte de proteínas, vitaminas y minerales esenciales sin aumentar mucho las calorías de la dieta.


Paralelamente, el sobrepeso durante la gestación requiere reducir la ingestión de alimentos muy energéticos (dulces, azúcares, miel, confituras, grasas) y, en menor medida, las harinas, limitándolas a las cantidades mínimas previstas para cubrir el valor calórico que fije el nutrólogo en cada caso.

¿Qué nutrientes hay que ingerir?

Las recomendaciones alimentarias (cantidad de nutrientes que ingiere la embarazada) varían de un trimestre a otro, siendo el ingreso más importante durante el 2do. y el 3er. trimestre. Los nutrientes que hay que ingerir en mayor cantidad para un embarazo saludable son las proteínas, el hierro, el calcio, el magnesio y el ácido fólico. A continuación vamos a hablar de cada uno de ellos.

Proteínas

Son elementos que se encuentran en casi todos los alimentos de origen animal y en algunos de origen vegetal, cumplen una función básica de formación muscular. Es muy importante su consumo diario en especial las proteínas de elevado valor biológico (son aquellas que el organismo no puede obtener de otro lugar más que de la ingesta del alimento).
Las proteínas se pueden encontrar en los siguientes alimentos: leche (entera o descremada, preferiblemente adicionada con calcio), quesos de todo tipo (untable, fresco, de rallar), clara de huevo (parte blanca), legumbres (porotos, garbanzos, lentejas y arvejas) y carnes vacunas, de pollo y pescado (es importante saber que todas ellas tienen la misma cantidad de proteínas, 20%). Los productos descremados poseen la misma cantidad de proteínas que los productos enteros.
Los cereales son proteínas incompletas, es decir necesitan de otro alimento proteico para poder tener un valor óptimo. Por ejemplo, la polenta con queso es harina de maíz (cereal) con queso (proteína); el chipá es harina de mandioca o tapioca con queso fresco; el locro es maíz pisado con carne vacuna o de cerdo.

Hierro

Su función más importante es la formación de hemoglobina, su carencia trae problemas de anemia.
El hierro se puede encontrar en los siguientes alimentos: hígado vacuno, carnes rojas, yema de huevo, trigo entero, germen de trigo, legumbres (porotos, garbanzos, lentejas y arvejas) tomate y espinaca.
Una dato muy importante. Al consumir un alimento rico en hierro debemos hacerlo con ácido fólico, que se encuentra en las naranjas, vegetales de hoja verde y en él espárrago. De esta forma el hierro que se ingiere se aprovecha en su totalidad.

Calcio

Es un mineral que interviene en la osificación (formación del hueso) y en la coagulación de la sangre.
Se encuentra en: leche (todas, enteras o descremadas, se preferirán las leches enriquecidas con calcio), yogures (todos, enteros o descremados), quesos (todos, un solo dato, es importante recordar que cuanto más duro es el queso mayor contenido de calcio posee).
Algunos alimentos hacen que el calcio no sea totalmente aprovechable como los cereales o las infusiones (taninos). Con lo cual la leche se debe tomar sola sin té o café y los yogures sin cereales.

Magnesio

Es sumamente importante para producir la síntesis proteica. Se encuentra en los cereales integrales y en los vegetales de hoja verde (lechuga, radichetta, berro y espinaca).

Ácido fólico

Es muy importante su consumo previo y durante el embarazo. Su deficiencia en la dieta puede producir anemias en el embarazo y anomalías gastrointestinales con diarreas. Su ingesta previene las anemias y algunas patologías. Además previene enfermedades del tubo neural de bebé como la mielomenigocele, espina bífida o la anencefalia.
El ácido fólico se encuentra en los siguientes alimentos: Vegetales verdes (lechuga, radicha, radichetta, rúcula, espinaca) y cítricos (naranja, mandarina, pomelo y limón). Es sumamente importante consumirlo con algún alimento que contenga hierro (hígado, carnes rojas y legumbres) para que la molécula del hierro se aproveche en su totalidad. El alcohol modifica la absorción del ácido fólico.




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